EL PAÍS HOY

Ernesto Soto Paez

 La mujer como objeto de venganza social

El tema es universal, pero estudios recientes del INEGI, hablan de que la violencia contra las mujeres es un mal, podría decirse, endémico en el país, y hoy de los 46.5 millones de mujeres de 15 años y más, se estima que 30.7 millones de ellas (66.1 por ciento) han padecido al menos un incidente de violencia emocional, económica, física, sexual o discriminación en los espacios escolar, laboral, comunitario, familiar o en su relación de pareja.

El maltrato a las mujeres es profundamente racista, porque en la mente de los hombres sus novias, esposas o conocidas, son meros objetos, con tintes de “desechables”. Es una cuestión antropológica que define como seres de bajo rango a las féminas, aunque vengamos de ellas; por ello el principal agresor es o ha sido el esposo, pareja o novio.

El 43.9 por ciento, de las mujeres que tienen o tuvieron una pareja, sea por matrimonio, convivencia o noviazgo, han sido agredidas por su pareja en algún momento de su vida marital, de convivencia o noviazgo. Rango muy elevado que el desarrollo de la civilización no ha podido menguar. Por este tipo de actitud, el hombre sigue teniendo comportamientos de la etapa neolítica.

De lo anterior se desprende que la mayor violencia contra las mujeres se da en la calle, el parque y el transporte. Allí el 38.7 por ciento de las mujeres fueron víctima de actos de violencia por parte de desconocidos, simplemente porque no las respetan como seres

humanos.

Pero, donde el hombre se excede es en acto sexual, pues de los actos de violencia más frecuentes se dan en la intimidad. Así que el 34.3 por ciento de las mujeres de 15 años y más, sufrieron ya intimidación, acoso, abuso o violación sexual.

A esto se agrega la discriminación, las agresiones sexuales y las de tipo emocional como las humillaciones, degradación e intimidación, los tipos de violencia más frecuentes que se presentan en el trabajo.

En otro rango, el 25.3 por ciento de las mujeres que han asistido a la escuela, enfrentaron violencia por parte de compañeros, compañeras y maestros, durante su vida estudiantil. Las más frecuentes fueron las agresiones físicas (16.7 por ciento) y sexuales (10.9 por ciento).

Entonces, una de las opciones que restan, para frenar este tipo de violencias en contra de las mujeres, es sin duda, intensas campañas de concientización entre el “sexo fuerte”. Por supuesto que alguien dirá que la educación debe comenzar desde el hogar, pero es ahí donde los hijos copian las malas costumbres de sus padres, aunque algo habrá que hacerse, pues faltan en estos números los hombres discriminados por las damas también deben de contar.

 

E-mail: sottopaeze@gmail.com

 

 

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