FUEGO POLÍTICO

Enrique González Guerrero

• Tres millones 400 mil toneladas de sulfato de amonio se han tirado al suelo de Guerrero durante veinte años…

• Nuestras tierras por los suelos, presidentes y funcionarios se hacen ricos…

El gobierno del estado de guerrero y sus municipios invertirán más 393 millones de pesos en el programa de fertilizante para la siembra de maíz y frijol, la entrega será subsidiada en beneficio de 265 mil productores a quienes se repartirán 512 mil 600 paquetes de 170 mil 869 toneladas de sulfato de amonio y fosfato de amónico que se adquirirán por el gobernador y los presidentes municipales, bajo la misma mecánica de operación y condiciones de años pasados, solo hay que acreditar con una constancia simple que cualquier autoridad comunitaria extiende para dar fe que se es productor para poder ser acreedor a un paquete de este insumo agrícola y por último los datos personales con lo cual se integra un expediente para la comprobación de las autoridades ante las instancias fiscalizadoras, quienes sin ninguna investigación extienden el manto de la impunidad y dan por hecho todo el proceso administrativo de licitación de esta millonaria adquisición.

No cabe la menor duda de la importancia de este programa en un estado como guerrero que ocupa el segundo lugar en pobreza extrema, donde primero hay que mitigar el hambre como objetivo principal de gobierno y luego abrir el abanico de opciones para diversificar la producción para atraer mayores recursos para la ciudadanía, esta aptitud justifica la inversión millonaria que hace el gobierno de Héctor Astudillo Flores al concertar con los ayuntamientos la entrega gratuita a los campesinos de este importante insumo para la producción de maíz y frijol en la entidad, sin embargo también hay que señalar que bajo esta importante inversión florece una galopante corrupción que no tiene para cuando tanto en las autoridades como de los propios campesinos que sin escrúpulo alguno hacen mal uso de este fertilizante que les regalan y lo más preocupante es que la tierra a cada año pierde su potencial productivo y se hace dependiente de los fertilizantes químicos.

Seria ingenuo no señalar que la corrupción y la impunidad sostienen a este programa desde arriba, la misma mecánica de operación embriona estos males que a pesar del conocimiento de las grandes utilidades que se le quedan a los presidentes municipales, el gobierno del estado no han querido endurecer el proceso de licitación mucho menos la estrega a los campesinos, quienes a la larga serán los perjudicados por el impacto que está causando el uso discriminado de este insumo, del cual 170 mil 869 toneladas de sal se aplican al campo guerrerense cada año y si a ello le sumamos 20 años de este apoyo estábamos hablando de 3 millones 400 mil toneladas de sulfato de amonio que se han tirado al suelo en lo que lleva este programa que dejara el exgobernador Rubén Figueroa Alcocer y lo grave que los ingenieros guerrerenses aplauden toda esta inversión y pírrica visión de estado al apoyo al campo, que de seguir esta ruta de acuerdo a estudios científicos no tardara en colapsar los campos de cultivo.

Según Sir Albert Howard “el uso de abonos químicos en particular nitrógeno sintético hacen un daño incalculable” y Mulvancy “los fertilizantes nitrogenados sintéticos promueven la perdida de carbono del suelo y del nitrógeno orgánico “, en conclusión estos investigadores señalan que el uso de nitrógeno sintético: 1.- empobrece los suelos, 2.- contaminan los cuerpos de agua, 3.- rompe ciclos de nutrición, 4.- genera alta dependencia de insumos extremos, 5.- estimula la sobrepoblación de las ciudades, 6.- producen alimentos pobres en nutrientes, 7.- esa desnutrición genera problemas serios de salud humana, 8.- esa mala salud humana genera dependencia de fármacos también caros, 9.- se lleva nuestra calidad de vida, esta cadena que enumeramos nos da cuenta como un solo producto está socavando con la salud de la ciudadanía y los campos de cultivo, de la misma forma nos da cuenta de la cadena de negocios que dependen de todos estos males, que solo la aplicación del fertilizante que aplican los campesinos al cultivo de los productos que consumimos nos hace dependientes de los grandes intereses de la oligarquía que nos gobierna, a la que responden todos los gobiernos con sus programas que no les importa los efectos sino el dinero que puedan sacar de cada ciclo.

Es cierto que la distribución de fertilizante gratuito ha propiciado que el hambre en guerrero se mitigue, inversión que al paso del tiempo ha sacado a los campesinos e indígenas de las montañas del estado de zozobra de la alimentación, de las recolección de raíces y frutas a su abastecimiento de granos de maíz y frijol, sin embargo hace falta mucho que hacer para sacar adelante al campo de su atraso ancestral, pues la inversión se ha centrado en un solo apoyo cuando se necesita abrir el abanico para diversificar la producción que demanda la ciudadanía, pero también demanda buscar mecanismos para impulsar políticas públicas que hagan posible que los campesinos empiecen a producir sus propios fertilizantes que hagan posible cambiar el patrón de fertilización de nuestro campo, la eminente contaminación de sus tierras les exige responsabilidad y mucha conciencia; quizá el reto es grande pero el estado debe de aspirar hacer llegar los avances tecnológicos a los productores, si fue posible regalar el fertilizante porque no mandar ingenieros a las comunidades para evaluar el impacto y hacer programas que nazcan de la necesidad real que viven los campesinos; estamos a tiempo quizá, lo cierto que urge una respuesta a la contaminación de la tierra y dependencia a los productos químicos y por supuesto urge que Juan José Castro Justo transparente el ejercicio de este millonario programa que cada día es más opaco.

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