Se embarazan en cárceles mexiquenses por «obra del Espíritu Santo»

  • Hay más de 70 niños privados de su libertad, algunos no conocen ni qué es un automóvil, la luna o lo que es la libertad
  • La mayoría de los nacimientos en cárceles son producto de trata de personas, prostitución y corrupción en penitenciarías
  • La Asociación Civil Sonrisas Invisibles les brinda educación, salud, ayuda psicológica y la reinserción que no les ofrece el gobierno

 

Grupo Puntual / José Contreras y Carlos Moreno

TOLUCA, México, 27 de Febrero de 2019.- En las cárceles del Estado de México, ahora llamadas Centros de Prevención y Reinserción Social, viven más de 70 niños, la mayoría de ellos nacieron detrás de las rejas y siguen ahí, algunos nunca han visto el exterior de las penitenciarías y mucho menos saben lo que es un automóvil, la luna o una computadora.

Solamente en el Centro de Prevención y Reinserción Social de Santiguito, en Almoloya de Juárez, hay 25 menores de edad en esas condiciones, algunos llegaron a la cárcel en el vientre de sus madres cuando fueron detenidas y otros más incluso los procrearon al interior de la penitenciaría, a pesar de que esas mujeres no tienen derecho a visita conyugal, por lo que muchos son resultados de relaciones sexuales irregulares entre las mujeres privadas de su libertad y custodios, o también entre ellas y la población varonil con quienes se supone que no deberían tener contacto.

Esta situación pone de manifiesto, una vez más, las múltiples irregularidades que existen en la administración de los centros penitenciarios del Estado de México, donde la corrupción permite que, como por obra del “Espíritu Santo”, las mujeres privadas de su libertad resulten embarazadas “sin contacto” con hombres.

Detrás del nacimiento de cada uno de esos menores, quienes son los menos culpables de estar privados de su libertad, la cual, por cierto, nunca han disfrutado, hay una historia de corrupción e ilegalidad, la cual ninguna autoridad investiga y mucho menos sanciona.

A pesar de que no existe forma de comprobarlo y nadie lo denuncia como delito, es un hecho que esos nacimientos, en su mayoría, son producto de prácticas como la trata de personas y la prostitución sistemática al interior de las cárceles del Estado de México.

Quizá lo más lamentable es que una vez que un nuevo ser nace al interior de un centro de reclusión, no existe casi nadie que apoye a las madres y mucho menos quién brinde educación y opciones de desarrollo a esos menores de edad.

La Asociación Civil Sonrisas Invisibles en una agradable excepción a esa condición, pues en el año 2017 comenzó una loable función social para atender a grupos vulnerables que viven al interior de los Centros de Prevención y Readaptación Social, entre ellos las niñas y niños de madres privadas de su libertad, adolescentes en condiciones de abandono, adultos mayores, indígenas y mujeres que no cuentan con apoyo alguno del exterior.

Diana Figueroa Bringas, presidenta de Sonrisas Invisibles.

Diana Figueroa Bringas, presidenta de Sonrisas Invisibles, de visita en las instalaciones del Corporativo Puntual, explicó que han enfocado su labor hacia los menores de edad que viven dentro de las cárceles mexiquenses, quienes requieren prácticamente de todo.

A este sector, la Asociación Civil Sonrisas Invisibles lleva todos los días beneficios como educación, recreación formativa, servicios médicos, odontología, apoyo psicológico, entre otras acciones.

“A los niños hay que enseñarles lo que es la convivencia familiar, que aprendan a leer y escribir, que conozcan por medio de imágenes ciertas cosas que desconocen por el encierro que viven, además de que nos hemos encontrado con muchos menores que sufren desnutrición”, indicó.

Aseguró que hay muchas mujeres detenidas que ya han sido procesadas, las cuales tiene uno dos hijos y vuelven a salir embarazadas, lo cual crea otro conflicto en ellas mismas.

Jornada asistencial y educativa de la Asociación Civil Sonrisas Invisibles con los niños en reclusión de «Santiaguito», en Almoloya de Juárez.

Diana Figueroa señaló que dentro de los Centros de Prevención y Reinserción Social se violan los derechos de todos los menores que ahí viven, pues no tiene actividades de recreación ni actividades educativas.

Agrego que dentro de las cárceles mexiquenses hay un 60 por ciento de niñas y un 40 por ciento de niños, los cuales enfrentan situaciones dramáticas como las revisiones nocturnas de los custodios, donde incluso son testigos de cómo maltratan a sus madres en esos lugares.

La presidenta de Sonrisas Invisibles dijo que uno de los objetivos a corto plazo de esta Asociación Civil es que todas las actividades que se realizan dejen huella en los niños, para que tengan un desarrollo físico, emocional y mental gradual, dentro de contextos de acuerdo a su edad, los cuales les permitirán reinsertarse de una manera amable a la sociedad cuando tengan que abandonar el Centro de Prevención y Reinserción Social.

Deja un comentario

Nombre y Correo obligatorios (Tu correo electrónico no será visible).