ZONA SÍSMICA

Marco Polo Aguilar

• En el PRI soplan vientos de angustia

• A un año del sucesor de Peña Nieto

• Trabajo ideológico de Lisbeth Hernández

Todo parece indicar que en el PRI, al fin, se dieron cuenta que el abandono de principios y valores del partido los ha llevado a obtener pírrica victorias electorales.

Ya bien lo decía José Francisco Ruiz Massieu, en una de sus magistrales obras, Ideas a Tiempo, en donde advertía que “el abandono del trabajo ideológico es la degradación de la política”.

Y es que a un año de que los mexicanos amanezcamos con un nuevo Presidente de la República electo, que tomará posesión el 1º de diciembre del 2018, en las filas del priismo nacional hay un nerviosismo inusual.

La senadora Lisbeth Hernández Lecona, a partir de que fue nombrada secretaria de la Comisión de Fortalecimiento de la Ideología Partidista, hace escaso un mes, ha trabajado a marchas forzadas en una nueva Declaración de Principios del partido, mientras que militantes y simpatizantes del PRI se encuentran durmiendo el sueño de los justos.

Los cerca de 88 millones de mexicanos inscritos en el padrón electoral, que tendrán la oportunidad de votar en los comicios del 1 de julio del 2018 por tres mil 326 cargos de elección popular, entre ellos, el sucesor de Enrique Peña Nieto, le han robado el sueño a la legisladora priista.

El próximo 8 de septiembre dará inició el proceso electoral, que dentro de las nuevas reglas, destaca que dirigentes nacionales de los partidos políticos ya no podrán aparecer en spots, según lo establecido por el Instituto Nacional Electoral, para evitar que dirigentes nacionales de partido, tengan constantes apariciones en los spots, más que los mismos candidatos.

Para la Presidencia de la República, hasta el momento, 28 candidatos ya enfilan baterías para lo que se espera sea una elección inédita y altamente competida.

Los candidatos a todos los cargos de elección popular se enfrentarán a un escenario lleno de incertidumbre y sorpresas, porque la sociedad ya está cansada de tantas promesas no cumplidas, sobre todo en este sexenio peñista y los dos anteriores panistas.

En el PRI en avenida Insurgentes, flota en el ambiente un tufo de preocupación y de temor a perder la Presidencia de la República en 2018.

Saben que el voto es un medio de control vertical de los ciudadanos y que reconoce y sanciona la gestión pública.

Luis Donaldo Colosio, hombre comprometido con el cambio democrático del país, lo explicaba de manera sencilla: “en elecciones competidas, lo que hace el gobierno, el partido lo resiente”.

Al déficit de confianza ciudadana en las instituciones, provocado por la corrupción, corresponde un crecimiento del desafecto político y la busca de otras opciones.

Según la encuesta Gea-Isa, sólo el 19 por ciento de los mexicanos aprueba la gestión de Enrique Peña Nieto, igualando el porcentaje que obtuvo en el primer

trimestre de 2017, pero representa una caída de 16 puntos respecto al segundo trimestre de 2016, cuando fue aprobado por el 35 por ciento de los mexicanos.

Los expresidentes panistas, Vicente Fox y Felipe Calderón, nunca tuvieron un nivel de aprobación tan bajo. El peor nivel de aceptación de Fox, fue del 42 por ciento y de Calderón, el 45 por ciento.

Por eso, en la actualidad, siete de cada 10 mexicanos consideran que el país anda mal, no tiene rumbo y si, un futuro incierto.

Precisamente por ello es fácil explicar porque en tan sólo un par de años el Partido Regeneración Nacional (Morena) creció de manera sorprendente.

En las pasadas elecciones en el estado de México, en los municipios urbanos con mayor Índice de Desarrollo Humano, Morena promedió 200 por ciento de incremento en su taza de votación, que lo convirtió en la segunda fuerza partidista (que sería la primera fuerza política si el PRI no hubiera competido en alianza con otros partidos), a pesar de no contar con una estructura territorial efectiva en 80 por ciento de los municipios rurales.

Además, en el Estado de México, se sancionó la mala administración de su gobernador Eruviel Ávila y de gobiernos municipales, que juntos hicieron un perfecto coctel entre corrupción e ineficacia.

Militantes priistas de grandes ligas, aceptan que en estos momentos el PRI es un partido político con el más alto rechazo ciudadano, debido a las malas cuentas entregadas por gobernadores sin identidad de partido y sin convicción militante.

Y en efecto, nadie puede negar que el PRI es un partido que se encuentra en una situación que preocupa a todos sus militantes, por lo que se requieren nuevas definiciones ideológicas.

Las pasadas elecciones federales y locales, no sólo en el Estado de México, sino también en Nayarit, Coahuila y Veracruz, trajeron para el tricolor graves consecuencias electorales, lo que obliga al partido a realizar una análisis colectivo para superar la situación de alerta.

Al igual que para el presidente nacional del PRI, Enrique Ochoa Reza, como para el coordinador de los senadores del tricolor, Emilio Gamboa Patrón, el partido oficial se encuentra muy alejado de sus principios, por lo que la sociedad los han castigado al momento de votar.

En este contexto, la senadora Lisbeth Hernández, como secretaria de la Comisión Temática y de Dictamen del Fortalecimiento de la Ideología del PRI, se ha dado a la tarea de tonificar la capacitación de los cuadros del partido.

La legisladora hace constantes reuniones para escuchar planteamientos de los militantes participantes, así sean diputados locales, federales, senadores, funcionarios públicos o dirigentes, para enriquecer las conclusiones la Declaración de Principios que presentarán en la próxima XII Asamblea General del PRI.

La senadora considera que a pesar de que la Declaración de Principios del partido contiene un preámbulo que enmarca las tres etapas por las que ha pasado la historia del instituto político, como su constitución, institucionalización de las causas sociales, hasta la inserción en el mundo global, hay temas que no han sido incluidos como: la niñez y el derecho a la vida; las alianzas o coaliciones con otras fuerzas políticas; la certidumbre en el campo (garantía de precios a productores y atención a las causas de los campesinos); la seguridad alimentaria y seguridad pública; la transparencia y el combate a la corrupción y la impunidad, entre otras.

La senadora Lisbeth Hernández considera, pues, deben abordarse “todas aquellas problemáticas que le duelen a la sociedad, para acercarnos a ella como un partido moderno y de verdadera unidad, que abandere causas que se conviertan en acciones de gobierno. De un gobierno que tiene que ser congruente”.

Ya se dieron cuenta en el PRI que la sociedad no puedes responder de la misma manera si se les trata bien o mal, ni admitiendo en sus filas a políticos engreídos, altaneros o soberbios que sencillos o francos, con sensibilidad para tratar a la gente.

Bueno, han de decir que más vale tarde que nunca, pero no hay que desestimar el trabajo de la senadora Lisbeth Hernández ¿Tú qué opinas amable lector?

Movimientos telúrico…Y ya que hablamos del PRI, resulta notable el trabajo que realiza en el paradisiaco puerto del Pacífico el coordinador de los regidores de ese partido en el cabildo de Acapulco, Luis Miguel Terrazas Irra, ya que gracias a la coordinación que tuvo con sus homólogos tricolores, lograron ganar el 80 por ciento de comisarias que se disputaron en días pasados…Terrazas Irra cuenta con talento, reconocido por los priistas de Acapulco, que esperan buenos resultados en las próximas elecciones en el 2018…(marcop1955@hotmail.com)

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