ZONA SÍSMICA

Marco Polo Aguilar

  • La Montaña y el apoyo institucional
  • Tecomaque, unió una comunidad nahua
  • Bernardo Rosendo y Martín Flores, cultura del esfuerzo

Desde tiempos inmemorables, los pobladores de la Región de La Montaña, en el estado de Guerrero, han sido los olvidados de los olvidados.

Gobiernos van y gobiernos vienen y los políticos sólo se aparecen cuando andan en campaña. Y lo hacen, solo para engañar a los pobladores, ya que después de terminadas la efervescencia política, jamás regresan a cumplir sus promesas.

De ahí, que el ancestral rezago en los niveles de vida de las comunidades indígenas, ha privilegiado como respuesta, condiciones que han dado raíz al surgimiento de problemas sociales en la región.

La Montaña, una de las siete regiones que conforman el estado de Guerrero, está compuesta por 19 municipios que cuentan con cerca de medio millón de habitantes, entre los que se encuentran grupos indígenas como los tlapanecos o me´e phaa, los mixtecos o naa savi, los nahuas y los amuzgos.

Datos del Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (CONEVAL), ubican a La Montaña con los más altos índices de marginación y atraso económico en el estado de Guerrero. Es más, la entidad cuenta con dos de los diez municipios con mayor pobreza extrema en el país: Cochoapa el Grande, en el primer lugar y Metlatónoc, en el décimo.

El CONEVAL también indica que el 66 por ciento de la población presenta pobreza alimentaria; el 72 por ciento carece de recursos para acceder a servicios de salud y educación; el 40 por ciento de las personas mayores de 15 años es analfabeta y el 85 por ciento no completo  la educación básica y el 85 por ciento también, no posee un patrimonio propio.

Un cuadro que nos coloca como competidores en pobreza mundial en cualquier parte del universo.

Incluso, el Programa de la Organización de las Naciones Unidas para el Desarrollo, refiere que la miseria que existen en los municipios de Cochoapa el Grande y Metlatonoc, es más grave que en países africanos como Mali o Malawi.

Por eso, muy lejos de las decisiones de gobierno y de la gente de la región, acostumbrada a la dependencia de los precarios programas sociales de mera subsistencia, que en poco o nada solucionan de fondo las condiciones de miseria y solo fomentan el conformismo y la apatía de los habitantes, en La Montaña, llamó la atención el surgimiento de un proyecto de jóvenes en la comunidad de San Martín Tecorrales, en el municipio de Olinalá, para materializar lo que ellos llaman “un proyecto de vida dignificando al hombre”.

Así nació el Grupo Artesanal Tecomaque, una propuesta en lo alto de La Montaña guerrerense, que consolida los sueños de un grupo de jóvenes, ávidos por salir del ancestral rezago en que se encuentran junto con sus familias, mediante el rescate, la difusión y la enseñanza de la técnica tradicional del maque o lacas y la elaboración de piezas de arte que elaboran, desde la producción de la materia prima, hasta su venta en diversos espacios de México y el extranjero.

Hace días, en la Universidad Iberoamericana, se presentó el libro Abriendo Horizontes, Estrategias de la Formación para el Trabajo de Jóvenes Vulnerables”, el que contiene el relato de Tecomaque: el proyecto de jóvenes que unió a la comunidad nahua en Guerrero”, historia  del grupo artesanal de la comunidad Indígena de San Martín Tecorrales.

La idea brotó de Martín Flores Juárez, quien después de 23 años de haber emigrado a los Estados Unidos en busca de un mejor sustento para su familia, regresó a su comunidad para percatarse que las apacibles noches en las que sólo se escuchaba el relajante canto de los grillos, había cambiado por ruidosas discusiones y riñas protagonizadas, principalmente, por adolescentes que se la pasaban en las pequeñas calles ingiriendo bebidas alcohólicas hasta muy entrada la madrugada.

Pero el nacimiento del Grupo Artesanal Tecomaque, no hubiera sido posible sin la orientación del maestro Bernardo Rosendo Ponce, artista plástico y director del Instituto de Capacitación para el Trabajo (ICAT) en Olinalá, en el que diferentes grupos artesanales han puesto la esperanza.

“No existe otra forma de salir adelante y progresar que trabajando duro…quien les diga lo contrario, les miente”, fueron las palabras con las que Rosendo Ponce hizo mella en la mente de Martín Flores Juárez, quien de inmediato empezó a organizar a los jóvenes de la comunidad de San Martín Tecorrales para rescatarlos del alcoholismo, la drogadicción y de la misma delincuencia.

Después de atravesar por un sinfín de obstáculos, Flores Juárez señaló que no podían quedarse cruzados de brazos a esperar que el gobierno les enviara proyectos productivos, ya que como es conocido, hay grupos vulnerables o de productores que a lo largo de la historia han estado al margen de cualquier apoyo institucional.

Bernardo Rosendo, director del ICAT dice que Martín Flores es producto de la cultura del esfuerzo, la que adquirió para sobrevivir en los Estados Unidos y que ahora está rescatando una técnica prehispánica, la que hace 50 o 60 años no se practica.

Martín Flores Juárez asegura que a pesar de haber sido marginados, hasta por otras comunidades cercanas, explica que con el proyecto artesanal encontraron una fuente de autoempleo a partir de las organización colectiva de los pueblos, además de que “eso les permitirá (a los jóvenes) que empiecen a conocer otro mundo, muy distinto al que nosotros hemos vivido”.

Los integrantes del Grupo Artesanal Tecomaque saben que la delincuencia, la drogadicción y muchas otras cosas más, son producto de la ignorancia y la falta de oportunidades que a los jóvenes no les han ofrecido.

Los apoyos que ofrece el gobierno, por ejemplo, en la mayoría de los casos, han sido utilizados con fines proselitistas, con sesgo de partido o francamente en acciones de beneficio directo de políticos de poca monta, que han creado asociaciones fantasma, grupos sociales de membrete e incluso, tienen en sus listas de beneficiados a personas que murieron hace años.

Está demostrado que hay familias o grupos que sospechosamente cuentan con muchos apoyos y la gran mayoría que los necesita, no recibe ninguno.

Según la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), el gasto social en México es muy bajo para eliminar la pobreza y hacer que la sociedad sea más incluyente.

La idea, me parece, debería ser ofrecer oportunidades reales de desarrollo a personas en lo individual y a grupos productivos que por tradición han estado abandonados. Hacer más racional el uso del dinero público y orientarlo hacia programas que realmente calen en la situación de grupos vulnerables o de productores. ¿O tu qué piensas amigo lector?

Movimientos telúricos…Luego de que el INEGI diera a conocer que la tasa de homicidios en Guerrero en 2016 fue 208 por ciento más alta que la de 2007, el gobernador Héctor Astudillo señaló que es un problema que “embarga a la nación”…

El coordinador de los alcaldes perredistas en Guerrero, Pablo Higuera, reveló que al menos seis ediles de su partido han sido presionados por grupos del crimen organizado y han sido amenazados mediante llamadas telefónicas en las que pretenden extorsionarlos…marcop1955@hotmail.com

 

 

 

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