MIREYA AYALA
Una de las causas para que las lluvias generen efectos devastadores en las zonas urbanas, es la tala clandestina de los bosques y sierras, afirmó la activista ambiental, Laura Barranco.
En ese sentido, dijo que “no podemos culpar a la lluvia de los desastres ocurridos en municipios mexiquenses, porque la lluvia es una bendición”.
Expuso que la tala ha sido un delito sistemático en la Sierra Nevada, donde se encuentra Amecameca y en la Sierra de las Cruces (del lado del Bosque de Agua donde está Jilotzingo), y es en estos bosques donde la lluvia debería encontrar un primer contenedor, infiltrándose al subsuelo con la ayuda de los árboles o canalizándose a ríos.
Al no haber árboles, el agua corre cuesta abajo generando cascadas y aludes de tierra y piedras, puntualizó.
Y dijo que otro factor que agrava el problema son los asentamientos humanos, que en el caso de Chalco era un lago y en Jilotzingo, las casas afectadas se construyeron en una cañada.
La ambientalista mencionó que bajo el precepto de que “el agua reclama su lugar”, la administración de la gobernadora Delfina Gómez arrancó en este año un programa de restauración de bosques, el primero en su tipo a nivel nacional.
Explicó que la restauración no solo es plantar árboles, también se fomenta el incremento de biodiversidad de los ecosistemas, al tomarse en cuenta el derecho de todas las especies animales a habitar territorios, se corrigen vicios de dinámicas humanas y se previenen incendios.
El gobierno estatal, aseguró, trabaja en planes para corregir conductas como la descarga de aguas sucias a ríos limpios, tala, deforestación e incendios provocados y para ello, se activa la participación ciudadana.