Llama la atención el caso de Atizapán de Zaragoza en materia de seguridad pública. En los últimos cuatro años, el alcalde Pedro Rodríguez y su comisario Fabián Gómez han logrado reducir de manera significativa los índices delictivos.

Las cifras no mienten: de acuerdo con la ENSU del INEGI, la percepción ciudadana de seguridad en este municipio se acerca al 50 por ciento, uno de los niveles más altos en el Estado de México.
No es casualidad. La estrategia de inteligencia, proximidad y coordinación implementada desde el inicio de la administración ha rendido frutos visibles en colonias, vialidades y espacios públicos.
Hace unos días, el comisario Gómez Calcáneo presentó su libro Seguridad Pública con estrategias basadas en inteligencia, donde explica las bases de esta política exitosa.
Quizá valdría la pena que los alcaldes y los comisarios de los municipios más poblados y con mayores niveles de inseguridad le dieran una revisada al texto.
Y no, no es sarcasmo: a veces la mejor lección de gobierno está en observar lo que sí funciona.
