EL PREMIO NOBEL ARGENTINO EXHORTA A LA VENEZOLANA A USAR SU RECONOCIMIENTO PARA CONSTRUIR PAZ Y DEFENDER LA SOBERANÍA LATINOAMERICANA
MIREYA AYALA

Adolfo Pérez Esquivel, Premio Nobel de la Paz 1980, dirigió una carta abierta a Corina Machado tras su reciente distinción con el Nobel, invitándola a reflexionar sobre la verdadera dimensión de ese galardón y la responsabilidad que implica.
El activista argentino recordó las luchas por los derechos humanos en América Latina, las dictaduras, el exilio y las desapariciones, como testimonio de los sacrificios que implica la defensa de la justicia y la libertad.
Esquivel cuestionó el acercamiento político de Machado a Estados Unidos y su dedicatoria del premio a Donald Trump, considerándolo contradictorio con los valores que debe representar un Nobel de la Paz.
Le pidió coherencia y respeto a la soberanía de los pueblos latinoamericanos.
Señaló que Washington ha intervenido históricamente en América Latina a través de bloqueos, golpes de Estado y políticas de dominación, y advirtió que el reconocimiento no debe convertirse en una herramienta al servicio de intereses ajenos a la región.
El Nobel argentino destacó que la paz no se alcanza por la imposición de la fuerza, sino por el diálogo, la justicia y la unidad de los pueblos. Llamó a Machado a construir una paz real, basada en la dignidad humana y la solidaridad.
Finalmente, la exhortó a “vaciar el cántaro de la violencia” y asumir el Nobel con humildad, transformando el premio en un compromiso activo con los pueblos oprimidos de América Latina y no en un instrumento de poder o confrontación.