YAZMIN RIVERA
+++ DOS ESCENARIOS, UNA MISMA BATALLA: EL PODER DE LA IMAGEN EN LA POLÍTICA MEXICANA
En los últimos días, la política mexicana volvió a demostrar que la lucha no siempre se libra en las urnas, sino en las calles, en los auditorios y, sobre todo, en la percepción colectiva. La marcha de Morena en el Zócalo y el evento del PRI, aunque distintos en forma y estilo, comparten un mismo trasfondo: la disputa por el relato nacional.
Ambos actos, cada uno con su sello, reflejan el momento que vive el país: un escenario donde las emociones pesan más que los argumentos, donde los símbolos importan más que los discursos, y donde cada partido busca recordarle a la ciudadanía que sigue siendo una pieza vigente en el tablero.
La marcha de Morena apeló a la fuerza del símbolo. No importa cuántos hayan asistido; lo que importo es lo que se buscó transmitir: cercanía con el pueblo, continuidad de proyecto y unidad interna. La movilización masiva funciona como un grito visual que intenta reafirmar la idea de que el movimiento sigue siendo mayoritario, combativo y vivo.
El PRI: La estrategia del orden y la supervivencia
El evento priista, aunque menos estruendoso, no fue menor. Busca proyectar orden, estructura y la habilidad de mantenerse en pie pese al desgaste histórico. Es la comunicación de un partido que sabe que la fuerza ya no está en la calle, sino en la estrategia, en el mensaje cuidado y en la persistencia.
Para el PRI, esta clase de actos sirven como recordatorio hacia adentro y hacia afuera: no están muertos, solo están cambiando la forma en la que quieren ser vistos.
La marcha de Morena comunica cercanía; el evento del PRI comunica supervivencia. Ambos hablan fuerte, pero ninguno se dirige al ciudadano promedio. Cada uno reafirma a su propia base en lugar de intentar convencer a quienes ya se sienten distantes, cansados o escépticos.
La ciudadanía observa ambos espectáculos desde fuera,
el trasfondo de la disputa no es quién moviliza más o quién organiza mejor, sino quién logra instalar un mensaje que parezca auténtico, útil y coherente con las necesidades de un país que exige mucho más que símbolos.
La marcha en el Zócalo y el evento priista son dos caras de una misma moneda: la necesidad de impresionar para mantenerse presentes. Sin embargo, la verdadera pregunta es si estos actos realmente construyen confianza o solo alimentan la competencia entre partidos, dejando a la ciudadanía como espectadora de un juego donde a veces parece que el mensaje importa más que la realidad.

