Los presidentes municipales de la 4T no deben caer en el exceso de confianza ni pensar que la reelección está garantizada por el solo hecho de pertenecer al partido en el poder.

La historia reciente demuestra que las elecciones intermedias suelen ser un terreno difícil para los gobiernos en turno, que enfrentan el desgaste natural del ejercicio público.
En cada proceso, la ciudadanía evalúa con rigor el desempeño de sus autoridades, más allá de los colores partidistas o las simpatías políticas.
En el Estado de México, Morena ya vivió esa experiencia en 2021, cuando, pese a la popularidad del presidente López Obrador, perdió municipios clave.
Toluca, Naucalpan, Tlalnepantla, Atizapán y Cuautitlán Izcalli fueron parte de ese reacomodo electoral que devolvió espacios a la oposición.
Por eso, más que confiarse, los alcaldes morenistas deben redoblar el trabajo, mantener cercanía con la gente y demostrar con hechos que merecen seguir gobernando.
Además de sus estructuras, los alcaldes tendrán a su favor los altos niveles de aceptación de la gobernadora Delfina Gómez y en especial de la presidenta Claudia Sheinbaum.
Además, tienen a su favor la cada vez más bajas preferencias electorales del PRIAN.
Pero…
