Al cruzar el umbral del Patio Central del Palacio de Gobierno del Estado de México, los sentidos despiertan: el dorado del cempasúchil ilumina caminos que parecen guiar a las almas, los aromas de incienso flotan entre arcos florales que evocan las puertas del Mictlán, y la calidez del arte popular envuelve a cada visitante.
La tercera Ofrenda Monumental ya se alza, un espectáculo de colores, simbolismos y tradición que permanecerá abierta del 28 de octubre al 4 de noviembre, de 9:00 a 19:00 horas.

Casi un centenar de servidores públicos, entre administrativos y personal de apoyo, dieron vida a esta obra desde julio pasado, creando artesanalmente flores, calaveras y ornamentos con dedicación y respeto por la tradición.
Cada elemento refleja la riqueza de los pueblos originarios del Estado de México: mazahua, otomí, nahua, matlatzinca y tlahuica, cuyos símbolos ancestrales cobran presencia en cinco canoas, un kiosco central, un lago simbólico y la imponente estructura de tres niveles, que representa la vida, el tránsito del alma y el plano celestial.
El kiosco, corazón de la ofrenda, simboliza la unidad de los 125 municipios mexiquenses, mientras que el camino de cempasúchil y papel picado parece invitar a los visitantes a un paseo espiritual entre vida y muerte, donde cada paso recuerda que la muerte es presencia transformada y memoria viva.
Los arcos florales abren la puerta a un mundo donde tradición y contemporaneidad dialogan en armonía, y el uso de material reciclado y reutilizado de ediciones anteriores reafirma la conciencia por la sustentabilidad.
La Ofrenda Monumental no es solo un espectáculo visual, es un acto de amor y homenaje colectivo. Cada canoa narra una cosmovisión, cada flor y calavera respira historia, y cada visitante se convierte en testigo del puente entre mundos que une a vivos y muertos, tradición y modernidad, memoria y presente.
Este altar monumental confirma que el Estado de México es un mosaico de culturas y memorias, donde las raíces indígenas se entrelazan con la creatividad contemporánea, y la cultura se vive como un acto de identidad y orgullo.
La Ofrenda Monumental 2025 es, entonces, una invitación a sentir, admirar y recordar: un viaje que despierta emociones, inspira respeto por la tradición y deja una estela de arte, historia y espiritualidad en el corazón de cada visitante.
