LAS REFORMAS ESTATUTARIAS, HAN TRANSFORMADO SU ESTRUCTURA INTERNA Y GENERADO DESCONTENTO Y DIVISIÓN
HORACIO JIMÉNEZ

Este 4 de marzo de 2025, el Partido Revolucionario Institucional (PRI) conmemora 96 años de su fundación en medio de una profunda crisis que ha llevado a la pérdida de su esencia y del vínculo con la sociedad mexicana. Desde sus inicios, el PRI se erigió bajo el lema de «democracia y justicia social», principios que hoy parecen haber quedado archivados en un rincón del escritorio de su actual líder, Alejandro “Alito” Moreno Cárdenas.
La promesa del «sufragio efectivo. No reelección», que caracterizó a la revolución mexicana y a la identidad del partido, se ha diluido con las recientes reformas estatutarias que han transformado su estructura interna. Estas modificaciones han generado un clima de descontento y división entre sus propios miembros, evidenciado por el ascenso de una dirigencia impuesta en el Estado de México y un agravado conflicto con cuadros distinguidos del partido.
La falta de conexión con los votantes es palpable. En un contexto donde la simpatía hacia el PRI ha disminuido drásticamente, este aniversario podría marcar el final de una era para el partido que alguna vez fue hegemónico en la política mexicana. Si no logra reconectar con sus bases y reenfocar sus ideales, el PRI podría quedar relegado a la historia, como un recuerdo distante de lo que alguna vez representó en la vida política del país, señalan diversos analistas políticos.