SUSANA CORREA
+++ HORACIO DUARTE, OPERADOR Y PUENTE ENTRE PODERES
+++ UNAM EN ALERTA: AMENAZAS QUE EXIGEN RESPUESTA
Con la apertura de las comparecencias en la LXII Legislatura mexiquense, el secretario general de Gobierno, Horacio Duarte, se convierte en la voz del Ejecutivo ante el Congreso.
Su presencia marca el inicio de un ejercicio de rendición de cuentas que pondrá a prueba la relación institucional entre ambos poderes y el compromiso con la transparencia que promueve la administración de Delfina Gómez.
Duarte llega a esta glosa con el respaldo de su experiencia política y su capacidad para el diálogo, lo que lo ha convertido en una pieza clave en la operación política para consolidar la gobernabilidad en una etapa de transición y transformación.
El formato aprobado para estas comparecencias garantiza orden y equidad en la participación de todos los grupos parlamentarios, pero el fondo va más allá de la forma.
Su papel, de Duarte más que defensivo, será estratégico: reforzar e incrementar los puentes políticos, escuchar y mostrar que el diálogo es la nueva ruta del poder.
+++ En menos de una semana, la Facultad de Estudios Superiores Iztacala ha vivido dos momentos de tensión que reflejan un fenómeno alarmante: la normalización de las amenazas dentro de los espacios educativos. Primero fue el aviso de un posible tiroteo, ahora una presunta bomba.
En ambos casos, el miedo y la incertidumbre interrumpieron la vida académica y pusieron en evidencia la vulnerabilidad de los planteles.
La respuesta institucional fue inmediata: activación de protocolos, desalojo ordenado y presencia de cuerpos de seguridad y emergencias. Nada se encontró, pero el daño emocional está hecho. Cada alarma, aunque resulte falsa, deja una huella de desconfianza en estudiantes y docentes que solo buscan aprender y trabajar en paz.
Más allá de la broma o el intento de sabotaje, estos episodios deben tomarse con la seriedad que implican. Las amenazas, incluso anónimas, tienen un impacto profundo en la comunidad y generan un clima de tensión que puede escalar si no se atiende con una estrategia integral de prevención y comunicación.
Las universidades, históricamente refugios del pensamiento crítico y la libertad, hoy enfrentan un desafío distinto: garantizar la seguridad sin perder su esencia. El equilibrio entre protección y apertura será la clave para evitar que el miedo se convierta en un nuevo habitante de los campus.
