Por: Antonio Huerta Gutiérrez

La renuncia de Alejandro Gómez Sánchez a la Fiscalía General de Justicia del Estado de México no es una decisión personal, es resultado de la evaluación que el Ejecutivo mexiquense aplicó en todas las áreas de la gestión pública mexiquense. Pese a ser una instancia autónoma, de acuerdo con la más reciente Ley Orgánica de esa institución que aprobó la Legislatura hace algunos años. Sin embargo, nadie ignora que hoy el “lado flaco” de esta entidad es la seguridad y la procuración de justicia. Por más que se pretendan manejar las cifras y que se busque crear una sensación de que se va avanzando, lo real es que la Fiscalía padece exactamente los mismos males que arrastraba desde que era Procuraduría General de Justicia: miles de expedientes acumulados y sin cauce para procurar la atención de las víctimas del delito, una cifra negra del tamaño del mundo que permite ocultar muchos delitos, no porque no ocurran, sino porque no se denuncian. Gran reto para cualquiera. Si Morena logra imponerse, será de Texcoco el próximo Fiscal, si el Ejecutivo mantiene el control, el ex rector universitario Jorge Olvera García y el ex titular del Poder Judicial, Sergio Medina Peñaloza, son los de la primera línea.