A UNOS DÍAS DE LA ELECCIÓN DE LA NUEVA RECTORA, CRECE LA TENSIÓN ENTRE LA COMUNIDAD UNIVERSITARIA. YA SUMAN 17 FACULTADES Y ESCUELAS EN PARO
MARCO BERNAL

A tan solo unos días de que se defina a la nueva rectora de la Universidad Autónoma del Estado de México (UAEMéx), las protestas se han intensificado.
Estudiantes, exalumnos y algunos sectores académicos han manifestado su rechazo al proceso de selección, al que acusan de opaco, excluyente y dominado por intereses políticos.
Hasta el momento, 17 facultades de la Máxima Casa de Estudios Mexiquense se mantienen en paro de actividades, como parte de una protesta que exige mayor transparencia, apertura y participación en la designación de la nueva autoridad universitaria. Las movilizaciones han incluido marchas, cierres simbólicos, asambleas estudiantiles y concentraciones en espacios públicos.
A la inconformidad estudiantil se han sumado exalumnos, quienes a través de comunicados y redes sociales han expresado su respaldo a las protestas y su preocupación por lo que consideran una crisis de legitimidad dentro de la institución. Coinciden en que el proceso de elección actual no representa el sentir de la comunidad universitaria.
Los inconformes exigen una reforma profunda al mecanismo de elección del rector, que permita garantizar una verdadera representación de estudiantes, académicos y trabajadores. También piden que se investigue y transparente el papel de grupos internos que —afirman— buscan imponer a un candidato o candidata.
Desde rectoría se ha insistido en que el proceso cumple con los lineamientos establecidos por la normatividad universitaria, y han hecho llamados al diálogo. No obstante, las acciones de protesta continúan y podrían intensificarse en los próximos días.
Organizaciones universitarias advierten que, de no atenderse los reclamos, se convocará a una megamarcha en Toluca e incluso en la Ciudad de México, como medida de presión para exigir una elección democrática y sin imposiciones.
La tensión en la UAEMéx refleja un momento clave para la vida institucional, en el que la comunidad universitaria demanda no solo un cambio de rectoría, sino una transformación en la forma en que se toman las decisiones al interior de la universidad.