Ernesto Soto Paez
De bromistas, el 89 por ciento de las llamadas al 911
A veces una broma puede ser fatal, y derivar en tragedias, pero lo más grave es que los autores ni sudan ni se acongojan. Estas bromas crueles e inconscientes se realizan por teléfono, a veces con resultados trágicos y otros para mover los servicios de emergencia inútilmente; por lo cual, la Secretaría de Gobernación solicita una conciencia más positiva de la gente, pues informó que desde la puesta en marcha del número de emergencias 911, en enero pasado, el 89 por ciento de ellas han sido improcedentes.
Así, la Segob informó que se han recibido más de 61 millones de llamadas. El primer semestre de 2016 se registraron casi 16 millones de bromas telefónicas, mientras que en el mismo periodo de 2017 ocurrieron 21 millones, lo que representa un incremento del 33.8 por ciento de bromitas.
Entre molesta y preocupada, la dependencia federal detalló que se han recibido 61 millones 639 mil 418 llamadas; y las que han sido atendidas, poco más de 6.8 millones, son por cuestiones de seguridad pública y emergencias médicas.
En contra posición, las llamadas improcedentes, según la Segob, se han tratado de bromas, no emergencias, llamadas falsas o que no han sido contestadas por lo mismo. Esto, además de un costo en lo económico, es preocupantes, porque mueve a equipos de emergencia a desplazarse por la ciudad, causando alteración del tránsito; en otros momentos provocan incertidumbre e inmovilidad.
Siguiendo con las estadísticas, en el primer semestre de 2016, cuando el 911 sólo funcionaba en 16 estados de la República, se registraron 15 millones 987 mil 566 llamadas de broma y en el mismo periodo de 2017 ocurrieron 21 millones 397 mil 279 bromas telefónicas; esto es un incremento de 33.8 por ciento.
Porcentaje que fue la segunda causa de improcedencia, pues no se contestaron las llamadas por los operadores, quienes atienden en promedio 12.6 llamadas al día. Es decir, quienes llaman para burlarse de este servicio, provocan que cuando hay verdaderas contingencias, el servicio sea más lento o no se atiendas, con las consecuentes críticas y molestias de los afectados.
La inconciencia de este segmento de la población, es un rasgo muy pobre en términos de conciencia ciudadana. El caso es que no llaman al 911 niños, también hay hombres y mujeres adultos, que en grupo o solos se les antoja burlarse de un servicio que se creó para atender situaciones que se tambalean entre la vida y la muerte, cosa que esos más de 21 millones 397 mil 279 no toman en cuenta, aunque en una situación paradigmática ellos podrían ser también afectados.
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