El expresidente brasileño Luiz Inacio Lula da Silva aseguró hoy que “el momento para derrotar” el juicio político contra su sucesora Dilma Rousseff, “es más fácil que antes”, ya que según él todo depende del voto de “seis senadores”.
Tras pasar por comisiones y el plenario de la Cámara de Diputados, la apertura del juicio político contra Rousseff, o “impeachment”, fue aprobado por el Senado el pasado 12 de mayo, cuando 55 senadores votaron a favor y 22 en contra, lo que provocó que la mandataria fuera apartada del cargo por un período máximo de 180 días.
Ahora se realizan audiencias en una comisión del Senado en la que peritos y testigos de la defensa y la acusación presentan pruebas y testimonios, en un proceso que durará aún varias semanas y que debe concluir con la votación en el plenario de la cámara alta a finales de agosto.
Para que Rousseff sea depuesta del cargo, al menos dos tercios -54 de los 81 senadores- deben votar a favor de su culpabilidad en los supuestos crímenes en el manejo de los presupuestos, pero si esa mayoría no es alcanzada, Rousseff quedará absuelta y volverá a la Presidencia.
Lula, quien participó de negociaciones en Brasilia con congresistas y senadores durante las etapas anteriores del “impeachment” para tratar de frenarlo, admitió este martes que el proceso es una “decisión política”, ya que no existe el crimen de responsabilidad que la oposición le atribuye a Rousseff en el manejo de las cuentas públicas de 2015.
El “impeachment” a Rousseff es fuente de polémica en Brasil, donde parte de la población y la propia mandataria creen que se trata de un “golpe” de la oposición y del presidente en ejercicio, Michel Temer, para alcanzar el poder sin el aval de las urnas.
El juicio contra ella por un supuesto crimen de responsabilidad vinculado a maniobras contables en los presupuestos de 2014 y 2015 dividió al país y algunas figuras políticas pidieron la celebración de nuevas elecciones generales.
En la entrevista de este martes, Lula dijo sentirse “incomodado” con el “mal humor generalizado” de un país que a su juicio se destaca por la alegría de su pueblo, y reiteró su voluntad de participar como candidato en las elecciones de 2018.
Como Rousseff y otras voces de la política brasileña, Lula pidió una reforma política para lograr hacer el país gobernable.