Roy Campos: el debate es oportunidad para quien no va en primer lugar

Grupo Puntual / Alicia Rivera


El debate es una estrategia en el que se busca golpear al adversario o evitar ser golpeado, con el objetivo de maximizar el porcentaje de votos el día de la jornada electoral, expresó el presidente de Consulta Mitofsky y analista político Roy Campos.


Previó que para algunos candidatos el debate es una oportunidad de mostrarse mejor que sus adversarios y de exhibir sus debilidades, por ello, debatir es la postura de los candidatos que no van en primer lugar de las preferencias y que buscan cambios en las percepciones.


Para otros candidatos, el debate es un obstáculo o un momento de riesgo y evitan debatir más de lo que la ley les obliga.


El especialista en demoscopia dijo que para los medios de comunicación e incluso para algunos analistas, les resulta de suma importancia saber quién ganó, lo que no es posible determinar en el momento que concluya el debate.


En entrevista, subrayó que no es posible saber el resultado del debate al momento que termina el ejercicio, “se requiere un periodo de reflexión y de asimilación por parte de los ciudadanos y encuestas pre y post-debate, para conocer los movimientos que genera en las preferencias”.


Para poder interpretar quién ganó el debate, recomendó dos señales a observar: los errores y las expectativas.


En los errores, explicó que los candidatos buscan provocar y aprovechar los traspiés del contrario, y es ahí que se dan los mayores efectos. Si ninguno se equivoca, los efectos del debate serán mínimos o inexistentes.


Los errores pueden ser desde una imagen discordante con su mensaje, titubeos, expresiones corporales, mentiras evidentes en cifras o momentos que al ciudadano le importen, humor mal utilizado y muchos otros momentos, expuso.


Por ello, los candidatos se preparan con tanto tiempo, para no equivocarse, para no caer en provocaciones, para que sus estrategas le definan una estrategia discursiva que provoque a los otros.


El efecto de un error en un debate puede ser no sólo magnificado, sino explotado posteriormente como parte de los spots de campaña, por ello es tan importante el cuidado que ponen en la preparación y entrenamiento antes del evento.


En cuanto a las expectativas, mencionó que un candidato gana o pierde un debate si se desenvuelve por arriba o por abajo de la expectativa que generó.


Así, un candidato que se espera que “arrase” a sus adversarios tiene el reto de hacerlo, pero si fracasa en su intento de “arrasar”, se le verá derrotado por no cumplir las expectativas, a pesar de haber hecho buenas propuestas o incluso haber sido mejor en ese debate.


De la misma manera, la baja expectativa con la que un candidato llega a un debate le ayuda porque, si se cumple, a nadie sorprende y no pierde simpatizantes.


El diseño del debate incluye la planeación del pos-debate, en este momento, se escucharán las versiones de cada equipo de campaña y no el análisis real del debate.


El presidente de Consulta Mitofsky, comentó que, en el pos-debate, los voceros de cada candidato magnificarán los errores del adversario y reforzarán el mensaje de su representado.


Aunque haya triunfalismos de cada equipo de campaña, para medir el efecto del debate se requieren encuestas previas y posteriores a ese evento y observar si hubo cambios en la población total, no sólo entre quienes lo vieron.

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