La prensa internacional reporta este lunes con asombro e incredulidad el resultado negativo del plebiscito para refrendar el acuerdo de paz entre el gobierno colombiano y las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC).
En buena medida se apuntaba al abstencionismo, que alcanzó 60 por ciento, como uno de los principales responsables de que ganara el «No» en a jornada de la víspera.
Pero también a los temores de la sociedad colombiana alejada de la zona de conflicto y la exacerbación de ese miedo por parte, de manera central, del «uribismo».
Por lo pronto, la primera reacción fuerte provino de El Vaticano, donde el Papa Francisco rechazó que vaya a ir a Colombia sino hasta que haya una paz irreversible.
Esa paz irreversible comenzará a construirse de nueva cuenta en La Habana, donde los representantes del presidente colombiano Juan Manuel Santos deben de estar llegando este lunes.
Ahí, en la capital cubana los espera el líder de FARC, Rodrigo Londoño alias Timochenko, para reiniciar el proceso.
Al mismo tiempo, en Bogotá, se espera la convocatoria de Santos «a todas las fuerzas políticas, y en particular a las que se manifestaron hoy por el No, para escucharlas, abrir espacios de diálogo y determinar el camino a seguir”.
En esas fuerzas políticas destaca el expresidente colombiano Álvaro Uribe Vélez, quien pareció sumarse a la convocatoria de su sucesor Santos al plantear «un gran pacto nacional» para llegar a un nuevo compromiso por la paz.
Por lo pronto se trata de meras convocatorias, sin fechas o lapsos específicos, los cuales se irán conociendo en los próximos días, señalaron analistas.
En tanto, en Alemania la Deutsche Welle señalaba que Colombia «es un shock» y el sueño de la paz, que encauzaría 52 años de guerra civil, «se hace añicos».
«Una vez más, la venganza es más fuerte que el perdón, el odio más fuerte que la reconciliación y la guerra más poderosa que la paz,» añade.
Los opositores al proceso de paz «querían ver a los combatientes de las FARC entre rejas. La idea de sentarse en el Parlamento junto a exguerrilleros les parecía una aberración».
En España el diario El País coincide con ese punto de vista al señalar que la propuesta ley de amnistía no gustó a los opositores a los acuerdos.
Igual sucede con el punto 5 de los acuerdos, que se refiere a la Justicia Especial para juzgar crímenes cometidos por los insurgentes.
«En Medellín, bastión uribista, era habitual escuchar, los días previos a la celebración del plebiscito, el enfado ciudadano porque ‘los guerrilleros no iban a pagar cárcel’”, anota el rotativo.
Igual sucedió con os habitantes de las regiones donde los miembros de las FACR han extorsionado o secuestrado, y que no estaban dispuestos «a perdonar sin cárcel».
Por lo pronto, la evaluación de la fortaleza de estos acuerdos tras el plebiscito pareció darla el Papa Francisco, que pidió para visitar el país andino un acuerdo de paz literalmente irreversible.
“A Colombia: dije que si sale el proceso de paz, cuando todo esté blindado, si gana el plebiscito, cuando todo esté seguro y ya no se pueda dar marcha atrás, podría ir….
“Pero si es inestable, no.» Y acotó por último «todo depende de lo que diga el pueblo, que es soberano”.