Grupo Puntual / Alicia Rivera

Tras su reciente derrota en el Estado de México, una de sus trincheras más importantes, aunado a la decisión de no postular candidato a la presidencia de la República en 2024, “el PRI se ha convertido en un partido marginal rumbo a la extinción”.

En tan solo cuatro años, con Alejandro Moreno al frente de la dirigencia nacional, el tricolor perdió 11 de 12 entidades y pasó de gobernar a 21.9 millones de personas a 4.9 millones, además que se ha incrementado el rechazo de la ciudadanía hacia el otrora partido hegemónico en el país.

“El PRI está convertido prácticamente en un partido marginal, sobre todo de cara a lo que tuvo hasta hace, no muchos años es decir de un dominio en las gubernaturas de los estados incluso cuando había perdido la Presidencia de la República”, afirmó el experto.

Y dijo que es un PRI que en un plazo de 24 años terminó su estancia ininterrumpida de casi ocho décadas en Palacio Nacional, redujo en más de tres cuartas partes sus votos para representantes legislativos, y pasó de gobernar 29 entidades federativas a mantener el control de sólo dos: Durango y Coahuila.

Por su parte, José Encarnación Alfaro Cázares, exdiputado federal y exintegrante del Comité Ejecutivo Nacional del PRI, expuso que la debacle fue resultado de una acumulación de errores, desviaciones ideológicas, y una falta de atención al proyecto nacionalista con la adopción de estrategias neoliberales.

En el análisis del politólogo René Ruiz Torres de la Universidad Iberoamericana, en el gobierno del priista Enrique Peña Nieto, se presentaron más continuidades que soluciones frente a los problemas que el país venía arrastrando de tiempo atrás.

Esta situación la resintió la ciudadanía y decidió retirarle la confianza al PRI después de habérsela otorgado nuevamente en 2012. El viejo partido de Estado no cumplió con las enormes expectativas que despertó entre los ciudadanos. El panorama político, social y económico del país se complicó aún más.