Por: Antonio Huerta Gutiérrez.

Al menos hasta el último día del presente año no habrá renovación de la dirigencia nacional y estatal del Movimiento de Regeneración Nacional (Morena). Los acuerdos cada día están más lejanos y difíciles de alcanzar, aunque en realidad no es porque sea tan complicado realizar un proceso interno para elegir quien los dirija, sea cual sea el método. En realidad lo que bloquea cualquier salida sensata son los altísimos intereses que ahí imperan. Quienes ya probaron los beneficios de ser líderes de la principal fuerza política del país no están dispuestos o dispuestas a entregar, así nada más, las mieles del poder, menos aun cuando no han sido capaces de sentar las bases de su continuidad por interpósitas personas. Nadie se quiere ir de la silla que hoy ocupan, y si ya ni al Presidente de México le hacen caso para definir por las encuestas a los nuevos liderazgos, pues menos van a tomar en cuenta las decisiones de la autoridad electoral. Algunos le llaman “enfermos de poder”.