CON CEREMONIA FAMILIAR DAN ÚLTIMO ADIÓS A FIDEL CASTRO

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Soldados vestidos con uniforme de gala y un brazalete negro conducían la comitiva. El avance del cortejo fúnebre fue escoltado por una valla de santiagueros que madrugaron para tener el mejor lugar, la mejor vista, la mejor posición y, desde ahí, poder dar el último adiós. Con el grito: “¡Yo soy Fidel!” muchos simpatizantes mostraron su apoyo y su dolor por la muerte del hombre que durante cinco décadas estuvo al frente del gobierno cubano.

Los cubanos tuvieron que esperar hasta la tarde para ingresar al cementerio y ver desde lejos el lugar donde fue depositada la urna con las cenizas del líder de la Revolución Cubana.

Una ceremonia familiar. Oficiales vestidos con uniforme de gala, familiares e invitados especiales —entre ellos el presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, y el de Nicaragua, Daniel Ortega— fueron los únicos autorizados para ingresar al cementerio. El pueblo y la prensa quedaron afuera.

La ceremonia familiar comenzó con 21 salvas militares. La urna de Fidel Castro fue introducida por su hermano Raúl, quien tras hacerlo realizó marcialmente un saludo militar, según fuentes que estuvieron presentes.

Las cenizas recorrieron el país durante cuatro días, desde el miércoles hasta el sábado, a lo largo de más de mil kilómetros visitando pueblos y comunidades, donde la gente salió a despedirse con banderas y pañuelos.

El espacio cerrado en el que estarán los restos de Castro, cuyas causas de muerte todavía se mantienen en secreto, tiene una placa que identifica al hombre que cambió las estructuras políticas, sociales, económicas, militares y judiciales de Cuba y cuya muerte cierra uno de los periodos más dramáticos en su historia, sólo tiene un nombre: “Fidel”.

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