“La Reina de las Quesadillas” demuestra que sí se puede

  • El negocio que comenzó hace 27 años, con solo 500 pesos, hoy planea enviar sus productos incluso al extranjero

Grupo Puntual / José Contreras Contreras

TOLUCA, México, 17 de Noviembre de 2021.- Lo que inició como un puesto ambulante en uno de los accesos del mercado Benito Juárez, de Toluca, después de 27 años se transformó en “La Reina de las Quesadillas”, donde cualquiera puede disfrutar antojitos muy mexicanos con calidad, higiene y un sabor incomparable.

Felipe Huerta Hornillas, quien ahora está al frente del negocio, recordó que fue su suegra, doña Ignacia Samaniego Gochi, quien inició la venta de quesadillas con solo un anafre, un comal y una mesita, en condiciones muy diferentes a las que hoy operan en el número 400-A de la calle Hermenegildo Galeana, de la colonia Francisco Murguía, en pleno centro de Toluca, entre las avenidas Gómez Farías y Juan Álvarez.

Del puesto del mercado Benito Juárez la ahora esposa de Don Felipe, María Félix Hernández Samaniego, se movió al corazón de Toluca, junto a la Catedral, donde comenzó a vender sus deliciosas quesadillas, pero en 1994, por decisión de la autoridad municipal, desalojaron a todos los comerciantes ambulantes y quedaron sin vender.

“Yo era empleado del gobierno estatal, pero, como todo en la vida, comienza y termina, y el empleo se acabó. Le dije a mi esposa que creáramos un negocio con lo que ella mejor sabía hacer, que era elaborar las quesadillas, pero establecidos, en un local donde no tuviéramos problemas de que la autoridad nos desalojara, y aunque ella no quería porque tenía miedo al pago de la renta y permisos, la animé y un día salía a la calle a buscar dónde establecernos”, recuerda Don Felipe Huerta.

Relató que se fue a pie por el centro de Toluca y encontró un anuncio pitado de “Se Renta” en un local que daba sobre la avenida Gómez Farías, anotó el número telefónico que estaba escrito y llamó, entonces hizo una cita con el propietario, horas después, la cual se concretó y comenzaron a platicar sobre los planes que tenía para iniciar el negocio.

Don Felipe Huerta Hornillas

Don Felipe recuerda que el local donde había visto el anuncio en realidad era muy pequeño, pero que el propietario le dijo: “ese no te conviene, ven, te voy a enseñar dónde vas a poner tu negocio”, y cerrando la cortina metálica del local se dieron la vuelta hacia la calle de Hermenegildo Galeana y ahí estaba la entrada de una casa antigua, abandonada, semidestruida. Y ahí el propietario le dijo: “Esta sí te conviene, aquí van a poner tu negocio”.

Incrédulo, Don Felipe echó un vistazo general a la propiedad, y aunque era muy grande hacia el fondo y requería de mucho trabajo para rehabilitar el espacio y hacerlo útil para su empresa, aceptó la propuesta y negociaron sobre las condiciones de la renta.

Así nació “La Reina de las Quesadillas”, nombre que surgió porque para él su esposa era precisamente eso: “La Reina de las Quesadillas”.

Los días siguientes fueron de mucho trabajo, de limpiar y poner orden a la casa abandonada que había ya rentado para emprender su negocio, y luego fue regresar a su pueblo natal: San Pedro Tlaltizapán, municipio de Tianguistenco, donde fue a adquirir las materias primas: maíz, haba, huitlacoche, chiles secos y otras verduras y productos como queso y chicharrón que transformarían para elaborar las quesadillas.

Así abrió el local, con “una mesita y un comalito”, porque las mesas y el refrigerador se las dio una empresa refresquera local a cambio de ofrecer su producto a los clientes. “Ya después fuimos transformando”, recuerda Don Felipe con una sonrisa en el rostro y una mirada de nostalgia y satisfacción por el deber cumplido.

Poco a poco la oferta gastronómica de “La Reina de las Quesadillas” se fue ampliando y enriqueciendo, vinieron más sabores como la flor de calabaza, rajas de chiles poblanos y otros productos de las milpas de Tianguistenco, y después se incorporaron otras especialidades mexicanas como la pancita de res, que poco a poco se convirtió en una especialidad para el negocio.

Don Felipe aclara que las cosas nunca han sido fáciles para el negocio, pues se lucha constantemente en contra de factores internos y externos para sacar adelante a “La Reina de las Quesadillas”, incluso apunta que el cambio climático afecta directamente la producción de los alimentos, pues hay componentes como el epazote criollo que cada vez es más difícil encontrar.

La señora María Félix Hernández Samaniego

“Antes el epazote criollo lo teníamos ahí a un lado de nuestra casa, en un pequeño patio, salía solito, no había necesidad de sembrar, solo cortábamos lo que necesitábamos y hasta tirábamos el sobrante, porque no se utilizaba todo el que brotaba. Pero eso ya no existe, ahora ya no hay epazote criollo en la casa y tampoco en todo el pueblo, hay que ir cada vez más lejos a conseguirlo, y cada día cuesta más caro si es que se encuentra”, comentó.

También precisó que la producción de maíz negro, que es el principal componente de las quesadillas, es cada vez más escasa, su producción se ha reducido pues el grano ha siso sustituido por semillas importadas que sí son más resistentes a los cambios climáticos pero que su sabor es muy diferente al que sus clientes están acostumbrados.

Pese a todo, Don Felipe, respaldado por su esposa, María Félix Hernández Samaniego, y una hija de ella: María Frías Hernández, luchan día a día para no solo mantener el negocio, sino, en la medida de las posibilidades, innovar y superar los esquemas de venta e incluso dar a conocer a más personas sus productos.

“La pandemia nos detuvo casi dos años, pero tenemos planes y proyectos pendientes que estamos luchando para concretar, por ejemplo, hay la intención de elaborar las quesadillas de haba verde, que son el producto líder del negocio, para empaquetarlas al alto vacío y poder enviarlas a diferentes partes de la República, incluso del extranjero, de donde nos las solicitan continuamente”, explicó.

Relata que hay personas que han visitado su negocio, de otros estados mexicanos o de países lejanos, y que después se comunican para pedir que les hagan envíos del producto, lo cual podrían concretar este mismo año, como una forma de comercialización a distancia que operarían a través de internet.

“Comenzamos con 500 pesos este negocio, lo que demuestra que no es cuestión e dinero, es tener ganas y trabajar para hacer que los sueños se cumplan, que los proyectos se concreten. La Reina de las Quesadillas es una muestra de que con amor, dedicación trabajo y mucha fe sí es posible superar los malos tiempos, como cuando yo me quedé sin empleo y a mi esposa le prohibieron seguir vendiendo junto a la Catedral de Toluca”, concluyó Don Felipe Huerta.

La Reina de las Quesadillas, un ejemplo de superación

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