LA VIDA SIGUE TRAS LA MUERTE DE CASTRO EN CUBA

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Tras nueve días de duelo oficial, la capital de Cuba comenzó a retomar  su vida cotidiana, aunque los medios estatales siguieron en la incesante repetición del momento en que Raúl Castro, presidente de la República de Cuba, colocaba la urna con las cenizas de su hermano en el hueco de una roca que, dicen los santiagueros, ellos vieron pasar rumbo al cementerio de Santa Ifigenia. La trajeron del Pico Turquino, dijo una anciana que esperaba el momento de visitar el peculiar nicho, en referencia al punto más alto de Cuba, donde, por cierto, reposan los restos de Vilma Espín, la esposa de Raúl.

El Granma voló de las esquinas y las botellas de ron se esfumaron de los estantes de las tiendas. Y sí, los músicos sacaron las guitarras de sus estuches, aunque en la plaza mayor y en las entradas de los edificios permanezcan las ofrendas, veladoras y flores para el líder de la revolución cubana, Fidel Castro.

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