Jesús Belmont Vázquez
Seguridad interior
• ”No es una ley a modo”, Ramírez Marín
• A la mitad, financiamiento a partidos: ESF
A raíz de que las corporaciones policiales se vieron incapaces de enfrentar los elevados índices de inseguridad y violencia generados por el crimen organizado en estados como Tamaulipas, Guerrero y Michoacán, se planteó la necesidad de reglamentar la participación del Ejército en labores de seguridad mediante la Ley de Seguridad Interior que fortalezca a las Fuerzas Armadas con un marco legal definido.
Jorge Carlos Ramírez Marín, vicecoordinador de los diputados del PRI en San Lázaro, afirmó que es imprescindible que se cuente con la Ley de Seguridad Interior que regule la participación de las Fuerzas Armadas en la lucha contra el crimen organizado.
“Nadie ha pedido una ley a modo para el Ejército”, dijo.
“Estamos pidiendo normas que hoy no tiene el Ejército y que estará obligado a cumplir. Procedimientos que hoy no existen cuando el Ejército interviene (en labores de seguridad pública), y ahora estará obligado a cumplir”, indicó.
En estos momentos, la Comisión de Gobernación analiza varias iniciativas para elaborar el dictamen de la Ley de Seguridad Interior.
Ramírez Marín insistió en que “es totalmente un despropósito decir que es una ley para el Ejército”.
“Es una Ley de Seguridad Interior que no tenemos para cuando hay verdaderas amenazas, ya no solamente internas, sino de cuestiones que van más allá de la simple seguridad pública”, agregó el priista.
Como ejemplo mencionó que hay ciudades como Reynosa, en el estado de Tamaulipas, “donde no hay policía local, hay Ejército patrullando las calles sin reglas”.
“Tiene razón el Ejército, pongamos reglas para que sepamos cuál es el marco en el que vamos a trabajar”, aseveró.
Comentó que esta ley creará responsabilidades y a algunos personajes, no al Ejército, “les preocupa lo que van a tener que hacer las autoridades locales”.
Reducir 50 por ciento el financiamiento a partidos: Salazar
En congruencia con las medidas de austeridad implementadas por los tres órdenes de gobierno, el diputado federal, Emilio Salazar Farías, planteó en tribuna la reducción del 50 por ciento de financiamiento a partidos políticos.
“La reducción económica a partidos políticos es necesaria por dos fuertes razones: la primera, porque hay que hacer más eficiente el uso de los recursos públicos y la segunda, porque estos institutos se alejaron de sus representados y las causas que más preocupan a la gente, y hoy se les percibe como organizaciones con
excesivos privilegios”, planteó el presidente de la Comisión de Desarrollo Municipal.
Al presentar las iniciativas que reforman la Ley Federal de Presupuestos y Responsabilidad Hacendaria, así como el Artículo 41 de la Constitución, Salazar Farías sostuvo que la reducción del financiamiento a partidos también permitiría la oportunidad de recuperar la legitimidad de la clase política; el enojo ciudadano deriva de la falta de credibilidad de sus gobernantes.
“Todo lo que huele a política se percibe como abuso, privilegios, corrupción. En estas condiciones es difícil que los programas de desarrollo se cumplan, porque los gobernantes carecen del respaldo ciudadano”, explicó el legislador.
El vicecoordinador de la bancada Verde en la Cámara Baja, coincidió con diversos analistas que señalan que el dinero en exceso corrompió su función de puente entre la ciudadanía y el gobierno; “los partidos terminaron viviendo el confort del presupuesto. Pasaron de la lucha y la denuncia de la corrupción a ser beneficiarios de ella. Dejaron de ser actores de lucha política, a agencias de colocación de personal. La burocracia partidista obliga a replantear los objetivos y montos del financiamiento. Veamos esta crisis política y económica como la oportunidad para reencontrarnos con la ciudadanía”.
El político chiapaneco agregó que además de este recorte, también propuso que el Gobierno Federal reduzca el 50 por ciento sus gastos de comunicación social y los gastos no estratégicos y no necesarios como pasajes, viáticos, celulares, vehículos y todos aquellos excesos que pueden compensar a la gente.
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