Visión Puntual

Por: José Contreras Contreras

El liderazgo

 

El Estado de México mantiene un peso específico en las decisiones políticas del país, no solo a partir de ser la entidad más poblada del país, sino porque su clase política se convirtió con los años en el fiel de la balanza en todo proceso partidista.

En ese sentido, Alfredo del Mazo Maza levantó la mano y retomó, de facto, el liderazgo que los mexiquenses perdieron años atrás, en la gestión de Eruviel Ávila Villegas, por ejemplo, cuando fueron rebasados por la derecha por grupos políticos de Hidalgo, con Miguel Ángel Osorio Chong a la cabeza, así como por los regiomontanos y coahuilenses que se hicieron de las principales posiciones políticas en el Revolucionario Institucional.

Alfredo del Mazo dio un paso fundamental en la recuperación de ese liderazgo mexiquense en la estructura nacional del Partido Revolucionario Institucional al reunir en Toluca a once gobernadores del tricolor, con quienes, se supone, analizaron la situación política, económica y social del país en los tiempos de Andrés Manuel López Obrador en el Poder Ejecutivo federal, pero, quizá lo más importante, impulsaron un acuerdo para que sea el campechano Alejandro Moreno Cárdenas quien dirija el PRI nacional.

La importancia de esa reunión radica en algunos puntos a destacar. Primero, el hecho de haber concertado la reunión en Toluca, capital del Estado de México, entidad que de facto se pone a la cabeza como sede de las decisiones políticas trascendentes de este país, relevancia que perdió años atrás, cuando se soltó el poder a otros grupos y las decisiones importantes se tomaban en Pachuca o ciudades aledañas donde Osorio Chongo concentró la batuta nacional.

Alfredo del Mazo retoma el liderazgo nacional.

En segundo término, al ser Alfredo del Mazo el convocante, justo en momentos clave para la política nacional, el mandatario mexiquense se coloca como lo que naturalmente es: el priista número uno de este país, al no haber un Presidente de la República de ese partido político, y tomando en cuenta que el resto de los mandatarios del tricolor no atraviesan por su mejor momento, no porque no quieran o no puedan, sino porque el poder específico que hoy sostiene el Movimiento de Regeneración Nacional (Morena), prácticamente los tiene sometidos.

No es el caso del Estado de México, donde hay que reconocer que Del Mazo Maza ha sabido absorber el impacto político del triunfo político de Morena del 1 de julio de 2018, para fundar un gobierno de convivencia con una nueva fuerza política dominante, en la cual impera afortunadamente la prudencia.

Recuerdo todavía a quienes aseguraban que la designación de la maestra Delfina Gómez Álvarez como delegada de los programas sociales del gobierno de Andrés Manuel López obrador sería algo así como tener una “vice-gobernadora” en el Estado de México, la cual disputaría el control político de la entidad. Nada más alejado de la realidad, pues la presencia de la profesora morenista no ha sido más que un aliciente para la coordinación institucional.

Con la reunión de los gobernadores priistas en el Estado de México se deja constancia de que el control de esta entidad está depositada todavía en una sola persona, que no ha cedido ni entregado políticamente ni un centímetro, y que para dentro y fuera de su instituto político Del Mazo constituye uno de los principales valores que debe no solo conservar, aquilatar o valorar, sino alimentar y potenciar hasta sus últimas consecuencias.

Si el acuerdo de once de los gobernadores priistas, que se asumió en Toluca, trasciende y logran que Alejandro Moreno Cárdenas de haga de la dirigencia nacional del Partido Revolucionario Institucional, aún en contra de las intenciones presidencialistas de personajes destacados como Ivonne Ortega y José Narro Robles, pues evidentemente la vista de los priistas del país debe voltear en automático al hoy gobernador mexiquense como un posible factor de unidad que los lleve en próximos años hacia mejores rumbos de los que vive hoy ese instituto político.

Esa fuerza política que hoy se hace evidente, también debe ser aprovechada por el propio mandatario mexiquense a la hora de sentarse a la mesa de negociaciones con el Presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, pues no es lo mismo negociar con un gobernador más, que con el que es capaz de convocar y sentar en una misma mesa a los once mandatarios del PRI que mayor fortaleza tienen.

Pareciera que la reunión de Toluca es un hecho político más, pero no es así. Quienes saben de este negocio aseguran que en esa mesa se sentaron las bases no solamente del cambio en la dirigencia nacional del Partido Revolucionario Institucional, sino, además, de la integración de un verdadero bloque de gobernadores de un partido político distinto al que ejerce actualmente el Poder Ejecutivo Federal, el cual podría convertirse en el contrapeso más importante para el gobierno personal que lleva a cabo Andrés Manuel López Obrador, donde él lo es todo: el que habla, el que piensa, el que decide, el que actúa.

Ese bloque cuajado en Toluca es quizá la mejor noticia para este país, pues realmente constituye un riesgo el permitir tanta concentración de poder en torno a un solo hombre, sobre todo cuando éste tiene una tendencia al absolutismo que puede poner en entredicho hasta el equilibrio de poderes que tantos años y tantas vidas costaron a los mexicanos.

 

El desgaste de Morena

 

Con interés leí los resultados de un sondeo de opinión publicado hace unos días por el diario nacional El Economista, en el que se refleja que mientras la aceptación a la figura presidencial de López Obrador se mantiene o se fortalece, no ocurre lo mismo con su partido político: el Movimiento de Regeneración Nacional, el cual atraviesa por un momento difícil en el que sus propias riñas internas le han costado mucho y comienza a pagar de cada a los ciudadanos.

El problema es que el Movimiento de Regeneración Nacional ni siquiera concluyó el proceso de constituirse como un partido político nacional, no ha cuajado al interior, se mantiene aún como una entelequia que parece partido político pero no lo es, y no lo es no porque no pueda serlo, pues cuenta con toda la fuerza interna y externa para concretar esa jugada, sino porque parece que no desea hacerlo.

¿Acaso López Obrador no quiere que Morena se consolide como partido político?

Existen dos teorías básicamente en este sentido: la primera refiere que es el propio Presidente Andrés Manuel López Obrador quien no ha permitido que Morena se consolide como partido político, y eso obedecería a que no desean, al menos en este momento, que exista en este país ente alguno con mayor poder político que el titular del Ejecutivo federal.

Si Morena se consolidara como partido político, para lo cual le sobran fuerzas, podría colocarse incluso por arriba del Presidente de México, lo que debilitaría la presencia política del Ejecutivo federal y estaría compitiendo en la arena política con el de Macuspana, Tabasco. Por eso, dicen, no dejan que Morena se consolide.

Hay también quienes aseguran que no han dado ese paso fundamental en Morena porque esa organización política se hizo ex profeso para llevar a Andrés Manuel López Obrador a la Presidencia de la República, por lo que la segunda fase de la ruta será, una vez que concluya la gestión de López Obrador, crear otro partido político, con otras características y otros objetivos, como sería la generación de nuevos cuadros para sostener por los más años que se pueda la herencia lopezobradorista.

La tercera teoría, aunque más loca, pero no por ello menos posible, es que la idea final de Morena  será desaparecer cuando concluya la administración de López Obrador, para luego intentar crear un nuevo movimiento de la izquierda mexicana, como lo fue en los ochentas el Frente Democrático Nacional, para consolidar el poder político en ese sector y poder sustentar una cadena de gobiernos federales, estatales y municipales con peso propio, y ya no al amparo de la figura de López Obrador.

Como sea, lo cierto es que Morena, como partido u organización política, ha perdido poco a poco gran parte del respaldo ciudadano que le caracterizó en la última elección federal. Según la estadística a la que hacía referencia ha retrocedido 27 por ciento en su aceptación general, a nivel país.

Esto puede ser peligroso, y más cuando en unos días más estará en juego el delicado proceso de renovación de la dirigencia nacional, las estatales e incluso las municipales de Morena, pues llegar con cierta debilidad a esa instancia podría generar un caldo de cultivo para la descomposición de la base política del actual gobierno federal.

Hay todavía tiempo para corregir aquello que está cobrando la factura política al Movimiento de Regeneración Nacional, comenzando con los conflictos internos que subsisten, uno de ellos visiblemente claro entre el Grupo de Acción Política (GAP) y los “puros” de la Comisión de Honestidad y Justicia de Morena, el cual dio como resultado hace unos días la sanción de seis meses de suspensión de los derechos partidarios a más de 30 diputaos guindas del Estado de México.

Ese tipo de enfrentamientos son precisamente los que ponen en riesgo la cohesión interna e incluso el futuro político de Morena, y en eso, parece, no se ha puesto a pensar y a trabajar los suficiente el creador de esa organización, lo cual es comprensible si se toma en cuenta que debe de tener mil cosas en qué pensar en su oficina de la Presidencia de México.

 

Los alcaldes responsables

 

Sin embargo, uno de los factores que hace evidente el desencanto que la población registra hacia Morena es la decepcionante actuación de algunos políticos que llegaron a cargos de elección popular por esa organización política.

Alfredo Baltazar impedido para gobernar por el alcohol.

En el caso del Estado de México las cosas son más que evidentes en casos como Tianguistenco, donde el cabildo ha hecho público que no pueden trabajar con un presidente municipal como Alfredo Baltazar Villaseñor, quien un día está borracho y al siguiente de la “cura”. Es verdaderamente patético el papel que ese “servidor público” ha hecho en un municipio que tiene todas las posibilidades de ser grande, pero que con alguien así, carente de todo profesionalismo político, evidentemente no puede avanzar.

Es lógico pensar que quienes votaron el 1 de julio de 2018 por Morena y su candidato a presidente municipal de Tianguistenco, pues hoy estén verdaderamente decepcionados no solamente del alcohólico que colocaron al frente de la administración, sino también del partido político que lo impulsó, pues uno de los principales ofrecimientos de la mal llamada Cuarta Transformación fue trabajar por el pueblo, ¿y cómo van a trabajar por el pueblo con alguien que su cerebro francamente no funciona bien debido a que nada en alcohol?

Anallely Olivares, se pelea hasta con su sombra.

Otro caso lamentable es la presidenta municipal de Ocoyoacac, Anallely Olivares Reyes, quien vive peleada hasta con su sombra. Carente de cualquier oficio político, la novada aspirante a política puso en entredicho a la organización política que l llevó a ese cargo público, confrontándose con las principales comunidades, arrasando en las decisiones políticas, sin tacto, sin prudencia y con una forma de ser que no solamente rebasa lo grosero, sino que, además, se convirtió en un grave desprestigio para Morena.

En Almoloya de Juárez hay otro caso particular con el presidente municipal Luis Maya Doro, quien lamentablemente comenzó su confrontación con el propio cabildo desde el día en que éste se debió instalar legalmente. Comenzando por impedir al paso a los regidores electos y luego desatendiendo el mandato del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación para instalar a los que nunca les tomó protesta como miembros del cabildo, el alcalde Maya Doro es otro factor de esos que están pesando cada día más en el desgaste político de Morena.

Luis Maya Doro. No puede terminar bien, lo que comenzó mal.

Ni qué decir de Raciel Pérez Cruz, presidente municipal de Tlalnepantla, quien llegó con muchas esperanzas depositadas en su persona, con confianza sobrada de sectores y organizaciones sociales de ese municipio, donde precisamente los ciudadanos son base fundamental de un buen gobierno. Pues se les volteó, simplemente enloqueció una vez que se sentó en la silla principal de la alcaldía, y no solamente dejó de escuchar la voz del pueblo sabio, como diría el Presidente de México, sino que, más aún, se puso como “chivo en cristalería” a pelearse hasta con los que se supone eran sus amigos.

Hay una larga historia de traiciones y puñaladas en el gobierno municipal de Tlalnepantla, así como de corrupción, nepotismo y enriquecimiento ilícito al amparo de lo que se suponía sería un gobierno de “transformación social”, pero de eso daremos detalles en próxima entrega. Lo único que realmente es de destacarse en este comentario es cómo una gestión que prometía tanto para un municipio tan importante como la llamada “Tierra de en Medio” se fue a la coladera lamentablemente por la pequeñez de alguien que evidentemente enloqueció de poder o simplemente se mareó en un ladrillo.

Raciel Pérez Cruz, simplemente enloqueció.

Finalmente, hay que observar lo que sucede en Metepec. Es cierto que a la señora Gabriela Gamboa Sánchez no se le puede ver como un producto 100 por ciento del Movimiento de Regeneración Nacional, pues todo el mundo sabe que ella es más panista que el propio fundador de Acción Nacional, que su equipo de trabajo está totalmente plagado de gente venida de la fuerza política albiazul, pero, para bien o para mal, ella llegó al cargo que hoy ostenta, como presidenta municipal de Metepec, gracias a la candidatura que le cedió Morena.

Por eso ella, Gabriela Gamboa Sánchez, se ha convertido también en un agrio conflicto político para Morena, pues todo el mundo observa como el importante municipio alfarero se le está deshaciendo como polvorón en sus manos, con una administración plagada de yerros donde es evidente que el control está en otras manos, menos en las suyas.

En un ejercicio simple de consulta ciudadana en el que se preguntó a 350 habitantes de distintas colonias, pueblos y barrios de Metepec ¿qué es lo mejor que ha hecho Gabriela Gamboa Sánchez en sus primeros cinco meses como presidenta municipal de Metepec, y qué es lo peor que hay en su gestión? Más del 56 por ciento de los consultados respondieron que lo mejor que ha hecho es la Feria de Metepec, y lo peor de su gobierno es la seguridad pública de la población, puesta en entredicho por organizaciones delictivas que ahora matan a balazos a cualquiera en las principales vialidades de esa localidad.

Para eso de la fiesta es buena la señora presidenta municipal de Metepec, lo demuestra constantemente, y ahora de forma rotunda con la recién concluida Feria de San Isidro. Todo un éxito en asistencia, todo un éxito en espectáculos masivos, hasta lograr devolverle a Metepec el “prestigio” como la cantina más grande del Valle de Toluca.

Ojalá que ese empuje lo pudiera aplicar, por ejemplo, a evitar que se presente por lo menos un homicidio violento en las calles de Metepec cada semana, de los cuales, por cierto, nunca se sabe nada, nunca hay causas, como si no pasara nada, apostándole siempre a la memoria de corto plazo que lamenta

Gabriela Gamboa, buena para la fiesta, limitada en seguridad.

blemente nos caracteriza a los mexicanos.

En cambio, sí, hay que destacar las “brillantes” ideas de gobierno de la señora Gamboa Sánchez, quien lo mejor que ha hecho es integrar un equipo de “redes sociales” de avanzada, dedicado exclusivamente a “apalear” a cualquiera que se atreva a informar sobre todo lo malo que hoy ocurre en Metepec, donde de los antros sacan a medio morir a golpes a los jóvenes que lamentablemente caen en las manos de la mafia de operadores de antros a los que la administración municipal no solo no clausura, sino, por el contrario, les da todas las facilidades para operar impunemente en la irregularidad.

Con ese tipo de gestiones municipales el fácil entender por qué la caída en la aceptación ciudadana hacia el Movimiento de Regeneración Nacional, lo que es entendible cuando se observa qué clase de personas llevaron al poder público, donde es fácil, demasiado fácil, mostrarse como lo que verdaderamente son.

 

El futurismo político

 

Quedan casi tres años para que el caldero político del Estado de México se encienda verdaderamente, cuando vayamos a las urnas nuevamente a decidir quién sustituirá a Alfredo del Mazo Maza en la gubernatura mexiquense, pero es de observarse los resultados de la encuentra elaborada por la empresa consultora Massive Caller acerca de la aceptación de los presidentes municipales del Estado de México, quienes evidentemente ocupan la primera línea política entre los aspirantes al Ejecutivo estatal.

Enrique Vargas del Villar, el mejor alcalde del Estado de México, según encuesta.

Las cosas, a partir de esos resultados, comienzan a pintar muy favorablemente para dos figuras políticas, uno 100 por ciento panista, el presidente municipal de Huixquilucan, Enrique Vargas del Villar, quien lo colocan como el mejor aceptado de los 125 municipios de esta entidad, y, por lo tanto, en ruta a la candidatura del Partido Acción Nacional a contender por la gubernatura del Estado de México.

De Enrique Vargas se puede decir mucho, pero quizá la mejor forma de observarlo como serio aspirante a esa posición, sería analizar que fue el alcalde que mejor supo aprovechar la posibilidad de la mal llamada “elección consecutiva”, que no es otra cosa que reelección en el mismo cargo de presidente municipal de Huixquilucan.

Vargas del Villar hizo un buen gobierno en su primera administración, y sentó las bases de una privilegiada red política con base social muy sólida en su municipio, por eso no tuvo problema alguno para arrasar con todos los que le pusieron frente en la elección del 1 de julio de 2018.

Hoy Enrique Vargas poco a poco consolida esa red política en su entorno, pero cada vez va más allá del ámbito municipal, se ha posicionado como líder de los presidentes municipales del Estado de México, y de ahí hizo lo mismo pero a nivel nacional, lo que es relevante si se considera que el PAN tiene bastiones verdaderamente importantes en otras entidades del país sobre todo del norte de la República Mexicana, o en Guanajuato, por hablar del Bajío.

Por parte de los munícipes del Valle de Toluca, es Juan Rodolfo Sánchez Gómez, presidente municipal de la capital del Estado de México, el mejor ubicado en el estudio de referencia.

A Sánchez Gómez se le señala en el segundo lugar de los 125 y en el primer lugar del Valle de Toluca, lo que no es poca cosa, pues estamos hablando de más de 70 alcaldías evaluadas en la región poniente, con relación a La Marquesa, que para ellos es lo que divide los dos valles de esta entidad.

Juan Rodolfo Sánchez Gómez, el mejor alcalde de Morena y el 1 en el Valle de Toluca.

Nadie puede dudar que Sánchez Gómez ha dado pasos agigantados y ha aprovechado hasta el último minuto de los cinco meses que hoy cumple al frente de la alcaldía de Toluca, pues son pocos los días que pasa inadvertido, casi todos los días da de qué hablar, tanto a bordo de los autobuses como en los cafés donde suelen concentrarse los futuristas políticos.

Quizá lo único que algunos cuestionan sobre la acelerada carrera de posicionamiento que lleva a cabo Juan Rodolfo es saber si podrá con tantos frentes que ha abierto. Muchos creen que son muchas las batallas que libra al mismo tiempo, lo que podría costarle eficiencia terminal. Sin embargo, por lo menos hasta el momento, demuestra que sí puede, incluso en asuntos que no eran directamente de su incumbencia pero a los cuales les dio la cara y puso el cuerpo, lo que otras instancias de gobierno nunca hicieron, y si no, pues recuérdese lo que hizo cuando la crisis en el abasto de combustible y lo que más recientemente emprendió para bajar los niveles de contaminación que hace unos días provocaron una auténtica crisis ambiental.

Por eso, hay quienes ya ven a Juan Rodolfo Sánchez Gómez como un serio aspirante a la gubernatura del Estado de México, solo que para el análisis de café no queda muy claro si pueda lograr el respaldo necesario del Movimiento de Regeneración Nacional que ahora lo llevó a la presidencia municipal de Toluca, pudiera retornar a contender por el cargo a Acción Nacional, instituto político que, por cierto, todavía no lo da de baja, a pesar de que él mismo presentó e hizo pública su renuncia, y hay quienes todavía se atreven a ver en la candidatura independiente una opción para su proyecto político personal.

Sea cual sea la vía, sinceramente sí tiene con qué, y por eso propios y extraños comienzan a tomarlo muy en cuenta cuando se habla de serios aspirantes a la gubernatura mexiquense, en un ambiente en el que, insisto, todavía falta mucho tiempo y grandes cantidades de tasas de café.

 

La última y nos vamos…

 

La decisión del presidente municipal de Toluca, Juan Rodolfo Sánchez Gómez, de aplicar a raja tabla el programa de verificación vehicular, que sí es obligatorio en la capital mexiquense, expuso varias irregularidades que sería interesante analizar.

La primer pregunta sería ¿por qué si el programa de verificación vehicular sí es obligatorio en el Valle de Toluca por qué nunca se hizo valer, como tal? ¿Quién está o estuvo tantos años interesado en que los propietarios de vehículos automotores no cumplieran con ese requisito que es muy importante en el objetivo de mejorar el ambiente?

¿Cuánto dinero dejó de recibir el Gobierno del Estado de México por esa “sangría” que significó que más del 40 por ciento de los vehículos que circulan en la capital mexiquense no hayan cumplido con la verificación vehicular?

¿Por qué una autoridad municipal tuvo que demostrar que sí es posible restaurar el orden y aplicar la legalidad, aun en una entidad en donde pareciera que sectores como el transporte público, pero también los particulares, hacen lo que les viene en gana sin recibir nunca una amonestación o sanción?

¿A qué se dedica Jorge Rescala Pérez?

¿A qué se dedica el secretario del Medio Ambiente del Estado de México, Jorge Rescala Pérez? Quien evidentemente no es capaz siquiera de hacer valer la ley en materia de verificación vehicular, cuando todo el marco legal lo respalda. ¿Cuánto dinero le debe Rescala Pérez al erario estatal por omisión en esta materia?

¿Por qué un presidente municipal con un puñado de agentes de Tránsito y uno que otro policía de seguridad pública pudo hacer en unos cuantos días lo que el secretario de Movilidad, Raymundo Martínez Carbajal, no ha sido capaz de realizar en casi dos años que lleva en funciones?

¿Quién gana económica y políticamente con estas acciones que tienen como primer objetivo restaurar la posibilidad de respirar aire limpio en la capital del Estado de México?

¿No se darán cuenta los secretarios de Movilidad, Raymundo Martínez Carbajal, y de Medio Ambiente, Jorge Rescala Pérez, el gran favor que le hacen a Juan Rodolfo Sánchez Gómez al presentarlo como un hombre que sí sabe gobernar y que no le tiembla la mano, como a ellos sí, a la hora de hacer valer la ley?

Este es un asunto muy delicado: la contaminación, sus causas y consecuencias para la salud de los mexiquenses, por lo que no solamente debe ser visto con óptica política, sino con una visión integral de lo mucho que nos puede costar a todos la falta de responsabilidad de autoridades blandengues como Rescala Pérez y Martínez Carbajal que dejaron llegar este problema a casos extremos en los que miles de niños y jóvenes tuvieron que suspender sus actividades educativas porque ellos no fueron capaces de cumplir con su primera obligación como servidores públicos: cumplir y hacer cumplir la ley, como lo dijeron cuando rindieron protesta.

No porque ya está lloviendo y soplando más viento se nos debe olvidar a los habitantes del Valle de Toluca el peligro ambiental en el que estuvimos hace unos días, y, como tal, es un problema que tiene causas, causantes y responsables, los cuales por lo menos deberían tener tantita vergüenza y ofrecer una disculpa pública por su irresponsabilidad y los costos a la salud que su negligencia motivó. ¿O no?

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