Por: Antonio Huerta Gutiérrez

Fernando Valente Baz Ferreira entregó su renuncia y se fue por la puerta de atrás del Órgano Superior de Fiscalización, pero, lamentablemente, eso no resolvió de fondo la pésima operación de ese órgano de control. La actuación del equipo de auditores que heredó Baz Ferreira deja mucho que desear. En las últimas semanas las y los diputados mexiquenses han solicitado resultados concretos de la revisión que supuestamente llevan a cabo a diferentes dependencias e instituciones del sector central y organismos autónomos. Sin embargo, ninguno de esos procedimientos registra información completa, sólida, al 100 por ciento, y al cuestionar los diputados por qué de sus ínfimos resultados, los “inteligentes” y “sagaces” auditores únicamente responden: “nosotros les solicitamos la información, pero ellos no nos la dan”. ¿Falta de autoridad moral para hacer respetar al organismo? ¿Les tiembla la mano? ¿Son unos inútiles que no saben cumplir con la labor que les ha sido encomendada? Saque usted sus propias conclusiones.