RED POLÍTICA

Mario Alberto Falcón Correa

• Por primera vez, en 88 años, pierde el PRI gubernatura del Estado de México

• Alfredo del Mazo Maza gobernará por el apoyo del PVEM, el PES y PANAL

El singular cronista deportivo Pedro “el Mago” Septién, sentenciaba que al caer el out 27 de un juego de béisbol, solamente quedaba la frialdad de los números. Nada más cierto y justo.

Lo mismo podemos decir de la jornada electoral del 4 de junio en la que se renovó el Poder Ejecutivo del Estado de México.

Desde su fundación, en 1929, el Partido Revolucionario Institucional había triunfado fácil y holgadamente en las elecciones de gobernador. Ahora, en 2017 fue derrotado en las urnas.

Alfredo del Mazo Maza, le debe la gubernatura que ejercerá del 15 de septiembre de 2017 al 14 de septiembre del 2023, a la aportación de sufragios de sus aliados, el PVEM, el PANAL y el PES.

Los números no mienten. De acuerdo a cifras del IEEM, el PRI obtuvo el 29.8 de los votos válidos y Morena alcanzó el 30.8 por ciento.

Los cuatro puntos que hicieron finalmente la diferencia y le dieron el triunfo a la coalición encabezada por el tricolor, los aportaron el PVEM, el PANAL y el PES.

En el estado de México, el PRI se derrumbó electoralmente. De los tres millones 18 mil 555 votos que le consiguió Luis Videgaray Caso como Presidente del CDE del tricolor a Eruviel Avila hace seis años, ahora Alejandra del Moral solamente le allegó un millón 955 mil 347 sufragios.

Las hordas ecatepenses llenaron sus alforjas de dinero, obstaculizaron encubierta o abiertamente al equipo del candidato y prueba de ello, las divisiones y los pleitos en la sustantiva área de Comunicación Social.

La ineficacia, la falta de ética política y la deslealtad partidista, hizo que Aaron Urbina, Erasto Martínez, Indalecio Ríos o Francisco Osornio, perdieran antiguos bastiones priístas como Ecatepec, que definió en su momento el triunfo de Arturo Montiel Rojas antes de que malos alcaldes entregaran la plaza primero al PAN y después al PRD.

Fue necesario que desde Insurgentes y Violeta junto con Los Pinos, rescataran un proceso en riesgo.

La capacidad de los operadores al mando de Carlos Ramírez diseñó un ´plan B que sorprendió a todos, ganando la elección con distritos y municipios fuera del radar de Morena y de los traidores priístas.

Olvidaron los renegados que en las urnas, la ciudadanía calificaba a una administración priista que concluye su gestión en malos términos.

De cara a la asamblea nacional del PRI, los mexiquenses nada tienen para presumir.

Las poses triunfalistas de la jerarquía tricolor encabezada por Alejandra del Moral, fue una efímera cortina de humo o el autoengaño para justificar lo que no se hizo bien y cubrir todo lo que hicieron mal.

Se carece en el CDE del PRI mexiquense de humildad para realizar una urgente autocrítica, porque los resultados y las formas, son pésimo augurio para el cercado 2018

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